Académico de la facultad afirma en un reciente estudio que el Terremoto de Illapel del 2015 habría reactivado y calmado volcanes a más de 600 km.

Foto: Cámara de vigilancia del Sernageomin

Foto: Cámara de vigilancia del Sernageomin

En Chile estamos acostumbrados a que se generan terremotos, y a que los volcanes erupcionen. Pero además hay un aspecto que no siempre se ha estudiado en detalle: el que los terremotos puedan afectar a los volcanes de alguna forma. En el mundo esto se ha visto varias veces, y muchos investigadores han establecido que los terremotos pueden afectar la actividad volcánica después, pero no existe mucha claridad de como podría ocurrir esto. Uno de los casos más emblemáticos de esto, de hecho, ocurrió en Chile, cuando el Cordón Caulle, en la Región de los Ríos, entró en erupción apenas 38 horas después del megaterremoto Mw 9.5 del Sur de Chile, en 1960.
 
En un artículo publicado esta semana en la prestigiosa revista Geophysical Research Letters, el Dr. Cristian Farías, Director del Departamento de Obras Civiles y Geología, estudió junto al Dr. Daniel Basualto el impacto que tuvo el Terremoto Mw 8.3 de Illapel, ocurrido el 16 de Septiembre del 2015. Encontraron que después de ocurrido el sismos tres volcanes reaccionaron. Estos fueron el Nevados de Chillán, el Copahue, y el Villarrica; cada uno de ellos estaba ubicado a más de 550 km de la zona de ruptura del terremoto, y cada uno mostró respuestas muy distintas. Si bien todos tuvieron un aumento en sus niveles de sismicidad por poco tiempo, la respuesta a mediano plazo varió: el Nevados de Chillán inició su actual erupción tres meses después, el Copahue tuvo una nueva erupción apenas 17 días después, y el Villarrica se calmó, y se estabilizó, en los dos meses después del sismo. Los científicos también utilizaron simulaciones numéricas para poder entender como las ondas sísmicas afectaron a los volcanes, encontrando que un factor muy importante al momento de definir  como un volcán reacciona ante un terremoto es la orientación de las fallas que ayudan a movilizar los fluidos respecto a las ondas sísmicas que las golpean. Es decir, un terremoto no afecta tanto al volcán, sino que alteran las fallas, y ellas después pueden desestabilizar al volcán. O, en el caso del Villarrica, ayudar a estabilizarlo.
 
Este trabajo no solo muestra las respuestas de volcanes a muy larga distancia, sino que además da una explicación de por qué podrían haberse dado. Las resultados muestran que los volcanes son en realidad mucho más sensibles de lo que pensamos, lo que nos da muchas respuestas, pero nos deja muchas más preguntas. Este tipo de estudios es muy valioso para entender mejor a nuestros volcanes, que han resultado ser personajes muy complejos.
 

Cristian Farías Vega es doctor en Geofísica de la Universidad de Bonn en Alemania. Actualmente es profesor asistente y Director del Departamento de Obras Civiles y Geología de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Católica de Temuco.

Comparte la noticia en:

Facebook
Twitter
LinkedIn